Los dulces de mi infancia de Dominika Dery
Praga, años 80. Mucho antes de nacer, Dominika se le apareció a su madre en sueños, de modo que cuando llegó al mundo fue recibida con gran cariño y expectación. Pero como hija de disidentes relacionados con la fracasada Primavera de Praga, Dominika vivirá una vida carente de muchas comodidades y objetos materiales. Su madre ha roto toda relación con unos padres pertenecientes a la élite del Partido Comunista y su padre es un economista forzado a trabajar como taxista debido a sus ideas políticas.
Dominika Dery evoca su infancia en este ambiente gris, un pueblo de las afueras de Praga, lleno de vecinos chismosos y confidentes del Partido, pero también de amables ancianas que se convirtieron en las "abuelas" de la niña y endulzaron su infancia.
El día que Dominika ve por primera vez una representación de ballet de El lago de los cisnes descubre su gran afición por la danza, algo que marcará su infancia. A pesar de sus trajes sencillos hechos por su madre con trozos de ropa vieja, y de no tener altura suficiente para poder representar algunos papeles, la niña logra ser aceptada en la Escuela Preparatoria del Ballet Nacional de Praga, una etapa llena de disciplina y sacrificios, pero también una de las más gratificantes de su vida.